Datos Históricos
De acuerdo con los datos históricos fueron los fenicios y griegos quienes introdujeron el olivo en la Península Ibérica, y desde allí llegó a Mallorca.
Las referencias históricas indican que en tiempos de la Corona de Aragón (s. XIII) ya se exportaba aceite de Mallorca hacia el Norte de África, juntamente con otros productos agrícolas.
A mediados del siglo XV, el aceite de Mallorca era un producto que se exportaba de manera regular y continuada desde la isla, especialmente desde el Port de Sóller .
Fue en el siglo XVI cuando se produjo un importante avance en el cultivo y en la producción de aceite, constituyendo durante mucho tiempo la principal fuente de riqueza de muchas de las fincas de Mallorca con, entre ellas la finca de Monnaber Nou con 13 ha. de olivar productivo, de las cuales un gran número poseían almazara propia.
La expansión del cultivo del olivo se desarrolló especialmente en las zonas septentrionales y meridionales de la Serra de Tramuntana (norte de Mallorca). A principios del siglo XVI, los diezmos (partes sobre la cosecha) del aceite que se pagaban al rey representaban el 10% del total, cifra únicamente superada por el trigo y la cebada.
Durante los siglos XVII, XVIII y XIX el aceite de Mallorca tuvo un papel clave para la economía de la isla, tanto por su función de ingrediente básico en la alimentación de los habitantes, como producto de trueque y exportación. El aceite de Mallorca era utilizado como moneda de cambio para pagar las importaciones de los productos de los cuales era deficitaria, como el trigo.
La posición preeminente del aceite de oliva de Mallorca en las exportaciones se mantuvo hasta la primera mitad del siglo XIX, representado durante muchos años entre el 65 y el 80% de las exportaciones mallorquinas medidas en unidades monetarias. En la segunda mitad del siglo XIX Mallorca sigue exportando cantidades considerables de aceite de Mallorca.
En uno de los documentos que mejor reflejan las costumbres y vida de la isla de Mallorca, Die Baleren in wort und bild geschildert (1869-1891), escrito por el Archiduque Luis Salvador de Austria durante su estancia en la isla en el siglo XIX, se elogia la calidad del aceite mallorquín virgen para usarlo en las ensaladas y en el "pa amb oli", según él, uno de los platos mas preciados en la isla.
El reconocimiento de la calidad del aceite de Mallorca a nivel exterior se pone de manifiesto a finales del siglo XIX, cuando en Cataluña se otorgó el segundo premio de un concurso de calidad de aceites a un aceite mallorquín elaborado en una almazara de Mallorca.